Criptomonedas: ¿inversión o especulación?

Muchos de nosotros, en algún momento de los últimos cinco años, habremos sentido curiosidad por las criptomonedas.

Los más curiosos y atrevidos, seguramente hayan intentado comprender cómo funciona exactamente el sistema Blockchain, que está detrás del Bitcoin. Después de densos textos y tediosos vídeo-tutoriales, seguramente muchos siguen sin comprender del todo cuál es el funcionamiento.

Por otra parte, otros habrán optado por obviar la logística que se esconde detrás de las criptomonedas y simplemente habrán visto cómo, después de una caída de más del 80% de su valor en 2018, algunas de éstas han recuperado parte de su valor, como es el caso del Bitcoin.

¿Método de pago alternativo?

Las criptomonedas son demasiado volátiles como para usarlas como método de pago: debido a que para tener bitcoin, previamente se tiene que pasar por una moneda fiduciaria, el tipo de cambio marcará nuestra capacidad de compra, que se verá alterada bruscamente cada día.

Por lo tanto, no seríamos del todo capaces de determinar nuestra capacidad de compra ni nuestra riqueza, ya que sería muy volátil.

¿Método de pago seguro?

Entendamos o no el funcionamiento del sistema Blockchain, un consenso más o menos amplio de la gente asegura que es un sistema cerrado con una seguridad muy alta.

De todas formas, hay un elemento clave en la ecuación:  los third-party providers. Éstos ofrecen servicios necesarios para la compra-venta de criptomonedas. Un ejemplo son las páginas webs que ofrecen las wallets o carteras, las cuales ya han sido víctimas de ataques informáticos que han acabado en el robo de criptodivisas.

¿Oro digital?

Sí que es cierto que el Bitcoin guarda ciertas similitudes con el oro. Por ejemplo, la oferta de ambos es finita: el oro en la Tierra es un recurso escaso y limitado y, el Bitcoin, tiene un patrón de creación que tiende a una cifra concreta.

Pese a que cada día se generan nuevos Bitcoins, la oferta es marginalmente decreciente, lo que hace fácil el cálculo de su cuantía final (lo que en matemáticas se conoce como serie geométrica).

De todas formas, la etiqueta de "reserva de valor" se genera a partir de la confianza, y la gran volatilidad del Bitcoin hace difícil para el ciudadano medio que confíe en algo de valor tan abstracto a la vez que cambiante.

Delincuencia

Debido a que las transacciones son anónimas, el Bitcoin puede servir como refugio para aquellos que obtienen dinero de forma ilegal. Esto entraña riesgos, ofreciendo un método alternativo para guardar dinero sucio.

Valor de las divisas

Mientras los ciudadanos tengan obligaciones de pago con el estado (impuestos) con moneda fiduciaria de curso legal (como el Euro o el Dólar), el Bitcoin siempre estará en un segundo plano.

El argumento de que el Bitcoin no es manipulable por parte de ningún político es cierto, pero parece que la "manipulación" por parte del mercado tiene una volatilidad aún mayor, imposibilitando así muchas de las características que hacen que los ciudadanos atesoremos divisa fiduciaria.

¿Inversión o especulación?

Por lo tanto, todo parece apuntar que las criptomonedas estarían más cerca de la especulación que de la inversión.

De todas formas, y parafraseando a Warren Buffet cuando le preguntaron si invertiría en Tesla, el cual dijo: "ni compraría Tesla ni apostaría en contra de Tesla", lo mismo es aplicable al Bitcoin: pese a que creamos que el valor del Bitcoin va a subir o bajar, sería muy arriesgado comprarlo o venderlo.

Parece la respuesta más razonable, ya que el riesgo es tal que las probabilidades de salir perdiendo son muy altas en ambos casos.

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