Los últimos movimientos de mercado nos recuerdan que las correlaciones entre activos no siempre se mantienen estables.
Sin embargo, la diversificación es un elemento clave para mantener a raya el riesgo de una cartera a largo plazo.
Diversificar entre renta variable y renta fija de grado de inversión permite una mejor relación rentabilidad/riesgo que la inversión en un solo tipo de activo.
Los bonos gubernamentales y los corporativos de alta solvencia suponen una fuente de diversificación, ya que su correlación con la renta variable es menor.
En cambio, la renta fija high-yield, tiende a comportarse como la bolsa, por lo que uno se engaña a sí mismo si espera reducir riesgo con una cartera sólo de renta variable y de renta fija de baja calidad crediticia.