La sabiduría popular nos dice que, en tiempos dónde el dinero debajo del colchón pierde valor (hay inflación), el oro es un buen refugio.
Pues bien, ¿es eso cierto? La respuesta la encontramos en los datos, y la respuesta es que sí.
Como se muestra en el gráfico, la correlación entre los tipos de interés reales y el oro es negativa: cuando los bonos nos dan un tipo de interés inferior al de la inflación, que lo llamamos tipo real negativo, el oro sube de valor.
Esto es lo que está ocurriendo ahora mismo en el mercado, donde los tipos de interés reales, medidos por los TIPS (Treasury-Inflation-Protected-Secturities) están en terreno negativo.
Frente a unos TIPS que generan muy poca rentabilidad y unos tipos muy bajos, los inversores no se pueden proteger de la inflación de una forma segura.
Estos tendrían que ir a activos de más riesgo, como por ejemplo la bolsa, para generar una rentabilidad superior a la de la inflación, y todos los inversores no están dispuestos a ello.
Es aquí donde aparece el oro como reserva de valor: ya que los inversores no están dispuestos a asumir mucho más riesgo, ven el oro como un refugio donde invertir y que la inflación no se les coma el patrimonio.
Para invertir en oro no es necesario comprar lingotes y otras formas de oro físico. También se puede invertir en el metal precioso a través de productos financieros como los Exchange Traded Products (ETP) y por medio de futuros sobre commodities, Aunque como siempre, hay que asesorase bien antes de invertir.
