El Banco Central Europeo (BCE) continúa en la búsqueda de esa inflación que no parece llegar.
El objetivo del 2% no se viene cumpliendo desde hace años.
Bien es cierto que en el gráfico se muestra la inflación de todos los productos, y el BCE se fija en la inflación subyacente (excluyendo productos frescos y energía).
Parece ser que todo el arsenal de políticas monetarias convencionales (bajadas de tipos de interés) y no convencionales (Quantitative Easing, entre otras) no está generando esa deseada inflación.
En gran parte, esto es debido a que el multiplicador monetario, es decir, la velocidad de circulación del dinero es muy baja.
El BCE no está siendo capaz de engrasar la correa de transmisión que lo une a él, los bancos y finalmente a la economía real.
Es esta última donde el BCE quiere llegar: su objetivo es que los bancos presten más, aumentar el consumo y generar inflación.
Todo apunta a que ese mecanismo de transmisión está roto y que durante los próximos años lo seguirá estando.